Segundo día: 7 de Septiembre

  • POR LA SEÑAL.
  • SEÑOR MÍO JESUCRISTO, DIOS Y HOMBRE VERDADERO……

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh, Señor y Dios mío! Animado por vuestra infinita bondad y por los continuos favores que otorgáis a los que imploran delante de vuestra Imagen, misericordia y perdón, a Vos acudo, oh Padre mío, Jesús Nazareno, para ofreceros mis humildes obsequios y presentaros las necesidades de mi pobre alma. Confieso que os he ofendido con grandes faltas, que he repetido sin cesar; pero ya arrepentido, las detesto de veras y propongo ayudado de nuestra gracia enmendarme en lo venidero. Movido, pues, de estos sentimientos, os ruego, ¡oh mi buen Jesús!, que, por los dolores de vuestra Pasión, atendáis las súplicas que os dirijo en esta novena, si son de vuestro agrado y de provecho para mi alma. Amén.

SEGUNDO DÍA: 7 DE SEPTIEMBRE

MEDITACIÓN

Judas llega con sus soldados a prender a Jesús. Este sale a su encuentro, y al recibir el beso del traidor discípulo, los judíos caen sobre Jesús, como lobos sobre un manso cordero. Preso, pues, con gruesos cordeles, Jesús es llevado, entre insultos y golpes, como un facineroso, a presencia del Sumo Sacerdote.

Concédeme, Jesús mío, que yo sea manso y humilde como Vos, sufriendo los desprecios de mis prójimos.

Medítese, pídase la gracia que se desea conseguir y récense

TRES PADRENUESTROS, AVEMARÍAS Y GLORIAS.

 ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh, ¡dulce y amado Padre mío, Jesús Nazareno! Al considerar vuestro amor y la bondad con que me habéis acogido en este día, un grito de gratitud se escapa de mis labios y el recuerdo de vuestras misericordias embarga mi alma. Por ganar mi amor bajasteis a la tierra y sufristeis toda clase de penas y trabajos y muerte de cruz. Por mí también, llegando al colmo de todas las bondades, os quedasteis en el Sacramento del altar, queriendo ser nuestro manjar, consuelo y perpetuo compañero. ¿Qué más? Por nuestro amor os presentáis en esa Imagen coronada de espinas, atado con duros cordeles y vestido con hábito de humildad y de paciencia. ¡Gracias, ¡Señor, por todo!, y a fin de corresponder a vuestros favores, os pido la gracia de cumplir siempre vuestra ley, imitar vuestras virtudes y vivir y morir en vuestro amor. Amén.